Soy la planta más seca del jardín,
la savia cristalizada a lo largo de la varilla de mi tallo,
es el desangrar autoinfligido de la esperanza, del ensueño.
En el espacio, en el infinito; volaba hacia el cegador brillo de un
horizonte que antes solo había visto en sueños, que todos llevamos dentro. A mi
alrededor millones de personas brillaban como estrellas, avanzaban dejando una
estela dorada que al observar detenidamente contaba historias de vida;
experiencias, felicidad, amargura.