martes, abril 24, 2012

Caí al río



Perdió el equilibro; Manuel Alejandro (sì, escucharon bien, Manuel Alejandro) sonrió mientras algo afloraba en su conciencia, un recuerdo se encendía bajo la luz fatua de la Luna; no es suficiente escuchó a alguien decir y así él también lo creía, pues se cuestionaba la realidad de tan inusuales y enigmáticos eventos, estos juntos, habían sistemáticamente derribado una monumental y pues irreal pared, que en algún momento él, en un arrebato de atolondrado heroísmo decidió levantar.

Ahora sentado en la orilla de un río comía anticucho (sì, escucharon bien, anticucho), saboreaba aspectos de la vida que no era capaz de representar en su mente y en efecto, aunque no lo admitiera, apenas comprendía.
Analogías... repetía saboreando la realidad y retomando su camino sabía lo que no debía olvidar, por lo que debería persistir, le encantaba la idea, le seducía la memoria, tiempo no le faltaba.

Perdió nuevamente el equilibrio y cayó al río.
"No puede estar pasando esto" Le escuchó decir El Viento mientras él caía.

Bajo el agua, se enteró que la luz del río era muy distinta a lo que había imaginado, la corriente lo arrastraba caprichosa por lugares que quería él viera y él sin resistirse observó, tímido como un niño observa el mundo detrás de las faldas de su madre... él observó.
Una visión se extendía por miles de nudos, en ese silencioso y casi etéreo mundo submarino donde la realidad se mezclaba con un sueño, hermoso, alcanzó a pensar bajo el agua.

No sentía más frío y el sobrecogedor aliento de la vida misma lo exhortaba a seguir avanzando; en la orilla, al abrir los ojos después de una acuática historia que aún tenía que ser algún día relatada, tomò a cuenta como el agua turbia nunca lo había sido realmente, recordó cuán grande es Dios.

Manuel Alejandro sentado sobre un lecho de hojas admiraba la manera en que el río seguía su caudal, ni el tiempo ni el horizonte parecían detenerlo.

El Hacedor de Máscaras


Este texto tiene derechos de autor © Copyright: Todos los derechos reservados. 
Las imàgenes son extraídas de buena fe. Si el autor de la imagen tuviera derechos de autor prohibiendo su utilización,
solo con solicitarlo, será retirada de inmediato.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quieres decir que la vida es una analogía de anticucho? Jaja

Jaime

Manuel M. dijo...

La parte del anticucho es el recuerdo de una experiencia nueva, el simbolismo de algo que temía hacer.

Gracias por el comentario!