Ceguera

Caminaba esa mañana meditando acerca de cosas mundanas, sin percatarse sonríe al pensar en su meta, hace mente local de lo que tiene y sin mayor anhelo decide que es suficiente.

Así pues, sigue su camino pensando en el mas y el menos cuando un intenso aroma percibido fugazmente lo sacude... despierta de sobresalto en lo que parecieron años y cubre su rostro con ambas manos...


Respira rápida y profundamente
No es nada se dice fingiendo ser indiferente
Transcurre mucho tiempo antes de tranquilizarse
No es nada se repite pasivamente sin escucharse.

Toma de nuevo un camino al azar, perdió el rumbo, su vista se nubla y ahora son sus demás sentidos a guiarlo, así se mueve, ojos sin color intentos a observar un cielo que no existe... infinito.

A donde voy? quién soy? estoy solo?

Hay alguien allí!? Grita sin saber a dónde ir, sin saber quién es.

Las últimas palabras son un eco sin color en el inmutable tiempo que lo rodea, se pregunta si necesita la vista, si necesita existir, se pregunta todo eso y más mientras deambula sin destino, solo.

Al final yace en el mismo lugar, en la misma posición, ojos abiertos, opacos... dirían intentos a observar, no puede ser.

Yace en el mismo lugar.

Ceguera.

Un día, después de mucho tiempo, una vos femenina de pronto pregunta: A dónde vas?, El Mitómano se estremece y mira a su alrededor intentando ver lo que no puede, después de los momentos de confusión finalmente recuerda que está ciego y suspira... dirige su rostro en dirección de la voz y pregunta:

Me podrías explicar porque habría eso de importarte Niña? dice con una tranquilidad fingida, febril...

Porque si, responde simplemente ella, el cegado joven profundamente impactado decide responder entonces sin más, sin evaluar posibles consecuencias:

A ningún lado, me encontraste aquí, aquí estoy y seguiré, *apunta a sus ojos* soy ciego, perdí mi camino, pero esto... *y señala a su alrededor*, esto es mío y es suficiente.

El no pudo notarlo pero la niña lo había observado en silencio por mucho tiempo y ahora lo analizaba, estudiaba cada latido de su corazón intentaba ver su verdad y ayudarlo... porque si, como ella lo dijo... porque había algo que se lo decía.

Un silencio añejo, amigo, amante, llenó el lugar.

El Mitómano entonces no espera respuesta, se resigna a seguir ahí, sonríe levantando el rostro mientras observa de nuevo el infinito nada, de pronto però, algo cálido, algo real, lo alcanza.

Su corazòn late intensamente mientras los colores opacos ahora lentamente cobran brillo ajeno, se tiñen de rojo y azul e intensas son las sensaciones que estos provocan, inevitables son los pensamientos que ahora fluyen e inundan los rincones antes inalcanzables de la mente de El Mitómano.

Observa lentamente su nuevo alrededor, escucha latidos que pulsan intensamente y ahora a cada descalzo paso se suman en una rítmica melodía a los suyos.

Que eres? le pregunta entonces al viento, este solo lo acaricia y susurra cosas que no puede explicar ni repetir, porque? se pregunta a sí mismo, porque si, le responde de nuevo esa infantil vos, levanta la mirada, observa el teñido cielo y sonríe... sonríe como no lo había hecho hace mucho tiempo... quizás como nunca lo hizo.

Camina y se detiene muchas veces antes de volver a avanzar, ni el explica porque, pero una misteriosa fuerza lo motiva a seguir.

Entonces una explosión lo aturde, todo cobra vida! objetos inanimados de parejas ahora caminan a su alrededor, se besan, abrazan, caminan juntos tomados de las manos. Señalan esporádicamente las atracciones del parque en el que repentina y finalmente realiza encontrarse.

Una dulce niña con un vestido de flores camina entre las figuras, una sutil sonrisa satisfecha ilumina su rostro.

Demasiado lejos susurra el viento.

No importa, contesta El Mitòmano.

El Mitòmano

Este texto tiene derechos de autor © Copyright: Todos los derechos reservados. 

Las imàgenes son extraídas de buena fe. Si el autor de la imagen tuviera derechos de autor prohibiendo su utilización,

solo con solicitarlo, será retirada de inmediato.